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¿Dónde estás, Vincenzo?

Publicado: marzo 1, 2011 en Dan y Sam, Minirelatos-Saga, Prosa
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Se acabó. El final. Perdón por tardar, aunque esto no tiene perdón, si he de ser sincero. Volveré con mas textos cortos, aunque tengo en mente algo largo, pero sabéis de mi inconstancia. Lo siento. Adelante con el último capítulo de Dan y Sam

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Venganza (I)

Publicado: enero 28, 2011 en Dan y Sam, Minirelatos-Saga, Prosa
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Seguimos!! Dan y Sam, penúltimo capítulo.

Te están buscando.

El cruzar la puerta del quirófano fue para Dan cruzar una barrera. Tal y como había sobrevivido mentalmente a todas las contiendas, viendo a sus compañeros morir uno tras otro, recordó claramente el rostro de Sam en vida, y luego antepuso su imagen cadavérica, que reposaba tras la puerta que acaba de dejar atrás. La pena seguía tras aquella puerta, mientras que la furia, el dolor y la rabia por seguir siendo el superviviente lo acompañaban.

Kadin estaba sentado en el mismo sitio que se sentara él unos momentos antes, y le escrutaba bajo sus pobladas cejas. Buscaba algún indicio de que rumbo iba a tomar Dan. No debió encontrarlo pues habló:

– ¿Que vas a hacer, Daniel?

– Ir a Europa, coger mi puto dinero, matar a Vincenzo.- Contestó el mercenario masticando el aire con furia.- No obligatoriamente en ese orden si me prestas una pistola.

– No deberías entrar en conflicto con la mafia.- Musitó Kadin, que había esperado esa reacción.- Han cumplido el objetivo principal de su vendetta y posiblemente marchen a Sicilia ya, donde son intocables.

– ¿Me vas a prestar las armas?- Se enconó Daniel.

– Claro, amigo.- Dijo levantandose el moro y poniendo las manos sobre sus hombros.- Solo quería ahorrarte sufrimiento. Sabes tan bien como yo que la violencia solo engendra violencia.

– No si no queda nadie al otro lado para devolver el golpe.- Dan masticaba las palabras, como si fueran la cara de Vincenzo.

– Ya sabes donde está el arsenal.- Contestó apesadumbrado Kadin.- Yo tengo que subir arriba a seguir con mi trabajo.

Una hora mas tarde, Dan salía del arsenal. Iba vestido de pseudo-militar, ese tipo de uniforme que utilizaban en áfrica que era una amalgama de túnica por la cabeza, chaleco táctico y pantalones de expedición. Con él llevaba dos nueve milímetros silenciadas y varias granadas camufladas bajo el chaleco y la camisa. De sus piernas, al lado de las pistolas, había varios cuchillos equilibrados y en la caña de su bota un machete. Se dirigió sin mediar un instante al hangar que guardaba los todoterrenos. El que habían llevado aun tenía las manchas de sangre en el asiento, y Dan pasó por delante de él con la mandíbula apretada.

Montó en otro, arrancó y salió a todo gas por la puerta del hangar para ser azotado por el inclemente viento del desierto y aquella luz que, mas que dar vida, la arrancaba sin piedad de cada poro. Cuando estaba apenas a diez minutos de la entrada de Monastir, el walkie comenzó a chascar. Reguló la frecuencia y Kadin apareció al otro lado de la linea. Parecía alterado:

– ¡Daniel! ¡Da la vuelta ahora mismo, vuelve al refugio!

– ¿Que ocurre Kadin?- Contestó cogiendo el walkie.

– ¡Vuelve! El cadáver del mafioso ha sido identificado y se ha informado a la Interpol, tienen agentes en Monastir ya, aquello debe ser un hervidero de inspectores, hay descripción de ti y tu amiga, así como de quien os persiguió.

Dan lanzó un rugido de rabia y golpeó el volante con la mano libre:

– ¡Hazme caso!- Rugió Kadin.- No van a tardar en ampliar el perímetro de búsqueda, ya me han dado aviso para que tenga a mis hombres avizor ante cualquiera que se interne en el desierto.

Con un nuevo bramido, Dan tiró del freno de mano y rotó ciento ochenta grados. Una vez vuelto el rumbo hacia el desértico rancho de Kadin, cogió el walkie y respondió:

– Voy hacia allí Kadin.

Pasados otros diez minutos, hubo un chasquido en el walkie y apareció una voz. La retransmisión no era de Kadin, era una voz mas suave y modulada, templada:

– Dirígete tres kliks al noroeste de tu posición actual.

– ¿Quién eres?

– Samar.

Entonces encajó Dan la voz con el cuerpo atlético y barbudo del hijo de Kadin que había entrado en el Mossad. Intentó contestar, pedir una explicación, pero la estática del walkie le indicó que no había nadie tras la línea.

Viró hacia el noroeste mientras se planteaba si acatar tan misteriosas instrucciones de Samar. Kadin siempre había sido de fiar y había protegido a sus amigos. Pero Samar, a pesar de ser hijo de Kadin, era un adulto con una vida propia que había servido en el Mossad. Y el Mossad jamás se abandonaba, dijera lo que dijera la gente. Podría ser que…:

– No se que hacer.- Masculló, reduciendo la marcha, en ese momento estaba en el punto medio entre los dos lugares.

Al rebajarse el sonido del motor, pudo escuchar a su derecha un potente rugido. Helicópteros. Cogió unos prismáticos y, aplicándoselos a los ojos, observó. Solo era uno, negro como la noche, y solo cruzado por una linea azul. Era un jodido Black Hawk de la Interpol. Dan se apresuró a taparse la cabeza que lo identificaba como occidental y siguió sin variar su rumbo. El helicóptero pasó por encima de él, dirección al rancho de Kadin. Razón de mas para mantener el rumbo hacia donde Samar había indicado.

Una vez se acercó a la posición que Samar le había indicado, no vio nada. Pero al parecer ese algo si le vio a él, ya que de detrás de la duna que quedaba a su derecha salió un quad, en el cual iba montado un hombre armado con un fusil tranquilizante de caza y cuya barba sobresalía bajo el casco de cross. Dan esperaba que fuera Samar.

Efectivamente, era él. Se sacó el casco y subió al asiento del copiloto. Una vez arriba, se quitó un walkie y habló:

– Aquí corredor de las arenas uno, sin novedades.

Hubo un pitido que informaba de la transmisión recibida. Luego miró a Dan y se mesó la barba con un suspiro:

– Mi padre y toda su organización se están arriesgando mucho para ayudarte.

– No puedo evitar un suspiro de alivio, la verdad.- Contestó Dan apoyándose en el volante.- ¿Qué demonios ocurre?

– ¿Qué es lo que sabes?

– Iba a Monastir para encargarme de Vincenzo, pero tu padre me dijo que volviera, mencionó a la Interpol. Lo próximo que se es que tu me enviaste aquí, y solo cruzarme con un helicóptero suyo dirección al rancho, me decidió del todo, la verdad es que tenía dudas acerca de venir.

– Te buscan por traición a un alto mando de tu país, conspirar para obrar su muerte, aceptar sobornos y, por supuesto, por todos los cadáveres que dejaste a tu paso desde San Ferdinando hasta aquí. El tiroteo del restaurante fue el gatillo para que montaran un operativo.

Esta vez, el suspiro no fue de alivio. Era terror. La Interpol le buscaba. Posiblemente habían bloqueado sus cuentas en otros países, y ahora estrechaban el cerco. Miró a Samar, que bajo la luz del atardecer del desierto, mostraba una cara apesadumbrada pero tranquila:

– ¿Y mis cuentas?- Preguntó Dan a pesar de conocer el protocolo de actuación en esos casos.

– Intervenidas todas.

– Mierda… Las fronteras estarán cerradas.

– Todo lo cerradas que se pueden permitir.- Asintió Samar.- Pero tenemos una salida.

– ¿Cual?

– En el puerto de Monastir hay una lancha preparada para cruzar la costa y llevarte tras la frontera, una vez allí podré esconderte en un lugar seguro.

– Está bien, pero antes debemos hacer una cosa.

– No tenemos mucho tiempo.

– Solo necesito que contactes con tu padre y me diga donde está escondido Vincenzo. Tampoco habrá podido salir de la ciudad.

Samar alzó una ceja y esbozó una sádica sonrisa bajo su poblada barba. A él le habían entrenado como a Dan. Para trabajar tras las líneas enemigas con mucha presión.

¡Hay que terminarlo! Ausencia, mucha mierda vital y, en general, una crisis galopante muerde-culos que me quita las ganas de escribir absoluuuutamente. Pero aquí estoy, y personalmente quiero terminar esta historia Ya, por que me encanta.

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Perdon por el día de retraso, pero es que ayer descubrí la pagina QueDeLibros.com y me tiré toda la tarde hurgando. La recomiendo!!!!!

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PD: perdon por los errores ortográficos, pero no he tenido tiempo de darle una pasada.

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Caer en desgracia (I)

Publicado: noviembre 2, 2010 en Dan y Sam, Minirelatos-Saga, Prosa
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Sigo con Dan y Sam, quedan 5 posts, que posiblemente cuelgue uno detrás de otro, por que me veo con ganas ^^

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Huir de Vincenzo

Publicado: noviembre 1, 2010 en Dan y Sam, Minirelatos-Saga, Prosa
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¿Recordais la pareja de pistoleros? Dan y Sam han vuelto, para quedarse.

Lo dejé porque bueno, había perdido el «click», la historia, aunque la tenía en mente, no fluía, y preferí darle un descanso. Como comprendo que es muy dificil que alguien se acuerde de todo:

  • Aquí teneis el anterior post a este.
  • Aquí, el comienzo de la historia.
  • Aquí, todos los posts en orden.

En el último enlace, si vais abajo del todo, justo antes de las descripciones de los personajes, teneis un PDF con la recopilación de todos los capítulos anteriores, por si es muy pesado leerlos online.

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¡Termino con este! Se que deberían ser mas seguidos, y lo siento por eso. El anterior está aquí.

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Segunda parte, y solo son tres. Anterior, aquí. Y lo siento por si el retraso hace perder el hilo ligeramente, cuando termine de colgarlo, lo tendré todo mas organizado y demás.

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…¿Retrocontinuación? Ni idea, la parte siguiente consiste de nuevo en una parte anterior. En la entrega anterior (o posterior, mierda que caos temporal) Sam y Dan llegaron a Sicilia en una lancha (aquí para recordar) y Vinnie los estaba esperando. ¿Por que huyeron de la península? Ahora se averiguará.

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Última parte de «Como Sam llegó a cenar con Vincenzo«. ¿A disfrutarla?

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